Lo que no es dicho, no es liberado.
La fuerza que tiene la palabra es algo que hemos de reconocer todo el tiempo.
En momentos de confusión el solo poder expresar claramente lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos duele , tiene un poder terapéutico y sanador.
La palabra cura, le da existencia a aquello que, en el interior , permanece sin ser atendido, sin ser visto, sin ser considerado.
Toda esa energía expresa sentimientos, emociones, percepciones, confusiones que producen malestares que, al no ser reconocidos, se mantienen escondidos por mucho tiempo.
No saber expresarnos, no darnos la oportunidad de escucharnos y de nombrar lo que nos lastima o simplemente lo que no comprendemos, es un daño de podemos evitar.
La palabra facilita una terapia personal que podemos poner en práctica nosotros mismos, escribir lo que pensamos y lo que nos molesta, lo que no nos atrevemos a decir a nadie, lo que ni siquiera uno mismo quiere saber, se resuelve con la expresión, con la forma en que la comunicación nos facilita sanar.
El lenguaje tiene el poder de expresar, de manifestar lo que nombra. Por eso es muy importante hablar con verdad y con claridad.
Una mente clara puede exponer las ideas con precisión y comunicar lo que desea sin interpretación equivocada.
Parece que esto fuera sencillo pero es una problemática muy común en todas las relaciones.
Escucha atentamente y habla claramente para ti y para los demás.
Amelia Camacho Guerrero.
16 septiembre 2025.