Vivir sin consumir.

Tener mucho o poco, adquirir lo que los deseos del ego imponen, movernos por la atención que estamos acostumbrados a dar a las necesidades que crea y tratar de satisfacerme complaciendo todo lo que pide, hará que pierda el cuidado de lo esencial, de aquello que verdaderamente importa.

Este confinamiento es en el interior para alejarse del ruido que, escuchando todo afuera, ha impedido que escuchemos nuestra propia voz.

Es un llamado del silencio para habitar nuestra casa, ahí donde vivimos con todo lo que hay y con lo que sentimos.

Muchos no hemos estado en contacto con ese espacio que puede ser desconocido. 

Convivir con los que nos rodean cotidianamente y que por ocuparnos del trabajo,de muchos entretenimientos y distractores descuidamos.

Retomar el acercamiento a los que amamos. Mirarnos a los ojos y darnos el amor y la atención necesaria para alimentar al corazón.


Amelia Camacho Guerrero.

19 marzo 2020.