Una limpieza para todos.


Existe una creencia fortalecida a lo largo del tiempo que ha impregnado las mentes de la humanidad y ha grabado culpa en la conducta acerca del sexo.

Por esta razón la creencia de impureza, de no merecimiento por el pecado original ha representado la necesidad de vivir en culpa todo el tiempo, por tanto siempre hay algo que limpiar.

Es una culpa colectiva que se refuerza con creencias y paradigmas religiosos que obligan a la práctica de ceremonias para liberar de ese peso cuando se es totalmente inconsciente de esta información.

La carga emocional derivada de este pensamiento se arrastra con la inconsciencia y la ignorancia que tenemos de lo que somos, por eso el restablecimiento del concepto de uno mismo es un punto de enfoque muy importante para el desarrollo de la consciencia.

La culpa es un factor que impide hacerse responsable de la propia vida. Pensar y aceptar que fuimos creados por un pecado original genera una percepción de no merecimiento, de impureza de, inconsciencia tal , que la práctica del sexo se convierte en algo muy diferente a lo que realmente es.

Estas ideas han afectado la conducta  impidiendo el goce y el disfrute del acto sagrado que es la relación sexual.

Este encuentro que pudiera llevarnos al despertar de la consciencia en su mas elevada forma, se convierte, por ésta información, en algo que puede verse sucio y vergonzoso.

Es tiempo de liberar la culpa.

Es tiempo de reconectamos con la verdad de nuestro ser.

Es momento de recordar lo que somos y empezar a manifestar la confianza que nos ofrece la consciencia de nosotros mismos.

Liberar y sanar de ese sentimiento de impureza. Dejar atrás la culpa y la idea de que siempre hay algo que limpiar.

Un acto de amor nos trajo a vivir esta experiencia y un acto de amor por nosotros nos libera de errores aprendidos en inconsciencia.

Merecemos la verdad.

Amelia Camacho Guerrero.

28 marzo 2024.