Todo es mente.


Con todo lo que sale de la mente se crea la realidad que experimentamos, con todo el material que ponemos en ella se diseña y se vive lo que, de manera inconsciente estamos creando.

Cada emoción, cada impresión, cada pensamiento matiza la forma en que interpretamos la realidad, así manifestamos lo que hay en el interior de cada uno.

Todo se vive de forma personal porque cada quien tiene material diferente de acuerdo a sus percepciones y las interpretaciones también son de acuerdo a los significados que todos damos a los eventos, personas, y cosas.

Nadie es igual a nadie en éste sentido y no podría serlo porque cada uno tiene una visión distinta de todo lo que le rodea. Puede haber similitudes pero no igualdades.

Querer que los demás sientan y piensen como nosotros lo hacemos es una prueba para aceptar que somos únicos e individuales, nadie es igual a nadie.  Muchas veces no entenderemos el proceder de alguien pero nos ayudará saber que las personas no son para entenderlas, están ahí para aceptarlas tal y como son.

Es una lección de integración de las diferencias y es una lección que vivimos día a día.

Esto empieza por uno mismo y si lo logramos este aprendizaje se extiende hacia todo lo demás.  Se acaban los juicios y las críticas, las censuras y la discriminación. Todo se puede ver de manera objetiva y podremos sentirnos en armonía con nosotros mismos.

Esto no significa que seamos indiferentes, seremos conscientes. Viviremos en amor incondicional que es vivir en la mas elevada consciencia, en aceptación.


Amelia Camacho Guerrero.

17 julio 2022.