Tiempo de amarse y amar a los demás.

Todo favorece a la reconciliación con nosotros mismos y a manifestar la aceptación de todas las características que seamos capaces de reconocer en nuestra experiencia de vida. 

 A lo largo del tiempo que hemos vivido creamos actitudes y estrategias que nos facilitaron la sobrevivencia y el descubrimiento de habilidades y destrezas en nosotros mismos, máscaras que encubrieron la verdadera identidad que todos tenemos.

El espíritu que somos y la consciencia de ello ha dormido todo este tiempo impidiéndonos usar el poder interno que nos asiste y que hoy hemos de reconocer para manifestar todos los estados del ser que representan la verdadera naturaleza con la que nos relacionamos con todo.

Nuestro corazón con toda su fuerza, que es mucha, se limpia y libera para abrir paso a una conducta procedente de la consciencia y a una nueva etapa que nos conduce a una dimensión de consciencia que hoy requiere de nuevas experiencias y de energía de otra frecuencia vibratoria, acorde a la evolución que todos los seres vivientes estamos experimentando. 

Mantenerse en el interior,  en nuestro centro, enfocados en nuestra observación personal, objetivamente, para evitar la identificación con el afuera, para no perdernos en la vida cotidiana y la mecanicidad, es el objetivo de este proceso. 

Tenemos todo lo necesario para lograrlo y para aumentar la voluntad para exponerse a vivir en el amor sin miedo, sin temor a nada, sin creer que esta experiencia pudiera lastimar o herir. 

Sentir todas las emociones y vivir en la aceptación de lo que ellas nos enseñan  en reconocimiento de todas las percepciones, interpretaciones y significaciones que  creamos para así tener la responsabilidad de los resultados que vivimos. 

La emoción es el pegamento de la experiencia . 

 Es por la experiencia vivida que grabamos lo aprendido . Es como la consciencia gana en sabiduría. 

La coherencia en la alineación de pensamientos, sentimientos y acciones desde el centro , desde el corazón, conduce al momento presente, a un estado de atención único. 


Ser y estar en nuestra vida viviendo en plenitud y consciencia. 



Amelia Camacho Guerrero. 

24 agosto 2018