Todo espacio de silencio comunica mucho, el silencio habla, por ello el tiempo que logramos callar el dialogo interno o cuando menos disminuirlo suficientemente para sentir que ese lugar, ese estado de quietud , es un espacio de paz y de gran tranquilidad.
Ahí puedo escucharme, no escuchar a la mente.
Ahí puedo estar en mi casa y ver que hay ,disfrutar de mi presencia y enamorarme de la soledad que vivo en mi propia compañía.
Aprender a estar con uno mismo callando los pensamientos, el deseo de expresarlos disminuyendo el parloteo tanto mental como verbal es un camino para recuperar la mucha energía que se pierde hablando sin decir nada.
Volver a mi interior ,a casa para gozarla disfrutando el momento presente que es el único que puedo vivir dejando a un lado lo que es mi historia y que mentalmente repito una y otra vez en un acto incesante de mecanicidad que me lleva a desperdiciar el nuevo instante del ahora que me aleja de la vida eterna.
Disfrutar de la atención, del silencio, de la presencia y del descanso, recordando una y otra vez donde estoy y quien soy.
Meditar , meditar y meditar.
Amelia Camacho.
17 Junio 2012.