Lo que piensas es lo que vives.
Gran responsabilidad hay en esto, es hora de hacernos cargo de los pensamientos que emitimos y de como afectamos al mundo con ellos. Hasta ahora no hemos tomado esto con compromiso y la forma en que hemos aprendido a vivir atrae toda la atencion a lo que sucede en nuestro entorno creyendo que no participamos en ello.
La forma en que la atención capta aquello que estamos acostumbrados a atender ha hecho que esa realidad se expanda y crezca .
Cada vez que incrementamos los temores ,los miedos , la desconfianza, la pobreza, la duda. el sufrimiento en lo que se vive : esto permanece, crece e impide que se viva de manera diferente.
El crecimiento interno favorece para hacernos conscientes de como construimos el mundo interior y como este se proyecta en el mundo externo.
La incoherencia entre lo que pensamos y lo que quisiéramos vivir se manifiesta en la experiencia cotidiana. Por un lado deseamos vivir en paz y por otro lado culpamos a los demás de no poder lograrlo.
Asumir nuestra participación en la creación de lo que se vive es el boleto de salida de la prisión creada por la actividad mental que en la mayor mecanicidad construye dramas y tragedias que nunca suceden pero que se viven en el interior de quien las produce, generando efectos físicos que convencen al que los crea y se convierten en clara evidencia de lo que fue construido con la falsedad de la mente.Las ideas son falsas, el sufrimiento generado por ellas también lo es pero lo que el cuerpo siente es real.
Por ello cuidar los pensamientos y sus cimientos es primordial para vivir mejor. Dejar de crear desilusiones es entrar en la aceptación de lo que no esta en nuestras manos cambiar y dejar de vivir dramas ajenos como propios.
Soltar la necesidad de que las cosas sean solo a nuestro modo y solo como nosotros las condicionamos.
Asumir nuestras desiciones con sus efectos y no CULPAR a nadie por ello ya que al hacerlo generamos deudas y las deudas se cobran de muchas maneras.
Lo único que hay que hacer es Ser honesto con uno mismo para liberarse de las culpas y de los severos juicios personales que siempre generan frustración y sufrimiento interior que toca y afecta a los que nos rodean. La victimización puede convertirse en adicción y en una forma de relación que no conduce a la libertad interna.
Esa libertad no se puede obtener a través de nadie, ES un acto de amor personal , de consciencia de uno mismo y resultado del crecimiento y comprensión de lo que somos.
La calidad de vida que tienes se mide por el nivel de paz interna que disfrutas.
Amelia Camacho.
30 junio 2012.