Es una experiencia sorprendente y una aventura maravillosa. Equivale a un millón de momentos memorables que enriquecen el alma y llenan el corazón de amor en formas que solo la mujer que lo vive conoce.
Crecer en amor y alegría en consciencia. Crecer en la entrega y el servicio a otro y aprender a respetar la vida y experiencia del ser que nos permite vernos y descubrir lo que somos capaces de hacer ante situaciones que solo conoceremos al tener un pequeño en nuestros brazos y sentir la vida dependiendo del cuidado y atención que ofrecemos con el corazón lleno de bendiciones y amor más sublimes.
No imaginamos que un día habremos de aprender a ayudar a ese bebé a que camine solo y viva su experiencia por sí mismo.
Nuestra experiencia crece cuando vemos a esos hijos como individuos capaces de vivir su vida y podemos acompañarlos en el tránsito del camino que elijan solo como observadores respetuosos de sus propias decisiones.
No hay mayor regalo para una madre que verlos crecer y hacerse responsables de sus propias vidas.
Para ello una madre tendrá que crecer también para ayudarlos a despegar y emprender el vuelo.
Felicitemonos por ser madres, por vivir esa experiencia y no esperemos que nos festejen , festejemos a nuestros hijos y agradezcamos que nos hayan elegido para compartir la experiencia a nuestro lado.
Felicidades a todas las mamás, a todas las mujeres que han sido madres sin haber parido pero que han hecho una labor de maternidad para alguien que fue receptor de su amor y servicio.
Amelia Camacho Guerrero.
10 mayo 2021.