Tener una mente sana ha de ser un objetivo primordial. No nos imaginamos todo lo enferma que puede estar. No reconocemos fácilmente lo que hay que sanar. Nos preocupamos por aquello que pudiera contaminarnos y al mismo tiempo ignoramos que hace falta cuidar no sólo la salud del cuerpo.
La mente enferma el cuerpo y la forma en que vivimos. Cuidar la mente equivale a cuidar la salud ,no solo de cualquier posible contagio, sino de aquello de lo que enferma la vida todos los días.
Cuidar lo que comemos, lo que oimos, lo que pensamos, lo que sentimos aprendiendo a digerir las impresiones que nos pueden dañar. La dieta es simple. Su mejor ingrediente es el amor por uno mismo. No te preocupes por ser contagiado, ocúpate mejor de no contagiar a nadie con una mente enferma.
Tomar diariamente la dosis necesaria de responsabilidad personal, que así también tendremos responsabilidad hacia los demás.
Amelia Camacho Guerrero.
1 marzo 2020.