Sabiduría Rarámuri.

Raramuri girls  Stock Photo

La humanidad forma grupos que concentran su saber y su presencia en lugares maravillosos para todos los que seguimos sus pasos con admiración e interés en sus trabajos y su hacer en esta tierra. Los rarámuris  son gente sabia que viven en comunidades alejadas de la civilización que conocemos y sorprenden por su habilidad para sobrevivir en climas y condiciones que pueden ser muy complicadas para quienes en condiciones de ciudad considerarían atrasadas.   Si esto se compara con lo que quienes los visitamos vivimos, su forma de vida nos resulta muy complicada.  Ellos viven a su modo y bajo sus reglas. Sus necesidades son muy reducidas en cuanto a posesiones materiales, habitan en cuevas y hacen su propia ropa, misma que se ponen prenda sobre prenda ya que pueden cambiar su ubicación y llevan consigo sus pertenencias.  El colorido es impresionante y la naturaleza que les rodea lo es aún mas.

Al visitar el museo que cuenta algo de su historia recogí algunos mensajes obtenidos por un fotógrafo que entrevistó a alguno de ellos y los comparto a continuación para reflexionar sobre sus ideas.

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El mal, para ellos no consiste en el pecado. Para los tarahumaras el pecado no existe. El mal es la pérdida de la conciencia. Tiene para ellos mas importancia los altos problemas filiosóficos que los preceptos de nuestra moral occidental. Los tarahumaras tienen la obsesión de la filosofía, están obsedidos hasta una especie de sortilegio fisiológico. No hay entre ellos gesto perdido, gesto que no tenga un directo sentido filosófico.  

Estos sacerdotes del ciguri dicen que el peyote no se da a todo mundo y que para tener acceso a el es necesario estar predestinado.

Ciguri es el dios de  la presencia, de lo justo, del equilibrio y del control de si. El que verdaderamente ha bebido ciguri ,el grado y la medida verdadera de ciguri, hombre y no fantasma indeterminado, sabe como están hechas las cosas y no puede ya perder la razón, porque dios, el que está en sus nervios, desde ahí lo conduce.

Hay - dice el- en todo hombre un viejo reflejo de dios en que nosotros podemos aún contemplar la imagen de esa fuerza de lo infinito que un día nos lanzo en un alma y a esa alma en un cuerpo: y es a la imágen de esa fuerza que el peyote nos ha conducido porque ciguri nos llama hacia él.

En la montaña tarahumara, todo habla de lo esencial, es decir, de los principios según los cuales se ha formado la naturaleza y todo vive por obra de estos principios, el hombre, las tempestades, el viento, los silencios, el sol.

Por medio de estas figuras los tarahumaras manifiestan una idea geométrica activa del mundo a la cual se halla ligada la forma misma del hombre. Esto quiere decir: aquí el espacio está vivo y ha producido lo que tiene de mejor, esto es , el hombre.

No es la cruz de cristo, la cruz católica, es la cruz del hombre descuartizado en el espacio. Del hombre invisible que tiene los brazos abiertos y que esta clavada a los cuatro puntos cardinales.  

Pronto toda nuestra raza estará enferma, el tiempo se ha vuelto demasiado viejo para el ser. ya no nos puede sostener.

La idea mas alta de la conciencia humana y de sus respuestas universales, lo absoluto, la eternidad , lo infinito, existe aún entre esta raza de viejos indios que dicen haber recibido el sol para transmitirlo a los que lo merezcan.

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Amelia Camacho Guerrero.

2 Julio 2016.