Rendirse no es debilidad, por el contrario, significa soltar la lucha y la resistencia ante todo lo que representa obstáculo para llegar a la aceptación que dentro de nosotros impide que nos amemos y dejemos atrás la falsa identidad que construimos en otra etapa de la vida.
Es un acto de amor hacia nosotros mismos.
Es dejar la identificación con el ego y todas sus limitaciones, es vernos con verdad y reconocimiento para así responder desde el yo esencial.
Rendirse es tomar el mando de nuestra vida y hacernos cargo de pensamientos, sentimientos y acciones que hemos dejado a cargo del ego.
Es adquirir un cambio de percepción de todo lo que somos y de lo que nos rodea.
Esto es un paso gigante en el proceso de crecimiento y desarrollo psicológico de todo ser que quiere conocerse y despertar a la consciencia dormida.
Es un acto de valentía para poder escuchar la voz interior y saberse mucho mas que la falsa idea creada por la ignorancia de uno de mismo.
También representa una amplitud de visión que nos da una forma de ver la realidad con ojos diferentes, los ojos de la consciencia.
La consciencia acrecentada nos conecta con el ser interior, con la sabiduría que tenemos, con los dones que poseemos y que descubrimos al descubrir lo que realmente es la verdadera identidad.
Somos la manifestación del creador en un cuerpo humano, un envase para el divino espíritu que habita en nuestro interior.
Empezaremos a experimentar una vida diferente libre de condicionamientos y ataduras, libre de limitaciones y plena en amor. La verdad que nuestros ojos vean tendrá la capacidad de aceptar la realidad tal como es. Será posible una relación personal con uno mismo sana y libre de apegos. De la misma manera será la relación con el entorno ya que podremos vernos sin juicios ni criticas .
Rendirse en amor. Rendirse por amor. Rendirse por consciencia.
Amelia Camacho Guerrero.
5 octubre 2021.