La mujer es la manifestación femenina de la especie humana y su importancia esta a la par de la manifestación masculina. Su naturaleza es especial y única, como lo es también la parte masculina.
A lo largo del tiempo ha existido una diferencia en el reconocimiento de su importancia y muchas mujeres han luchado para sobresalir y ser reconocidas. Los ámbitos de la ciencia, la literatura, el arte, la danza, la pintura, el trabajo cuentan con muchos ejemplos muy valiosos.
En la vida cotidiana donde no hay premios Nobel, ni ascensos, ni puestos relevantes, ni aumentos de sueldo, compensaciones; ahí puede pasar desapercibida o ser invisible la presencia de muchas, muchas mujeres que realizan tareas dignas de elogio y gran reconocimiento.
Por tanto habrá que detenerse a pensar que , tanto una mujer como un hombre, no solo es lo que es, por lo que hace, sino por lo que es su verdadera identidad, aunque muchos aún no lo saben.
El reconocimiento que reciben es reducido y su naturaleza sigue quedando en el misterio aún para ellos mismos.
La fuerza creativa de una mujer se manifiesta de muchas maneras, además de procrear.
De la presencia de una mujer en una casa se derivan actitudes y conductas que favorecen al desarrollo de los que le rodean.
Su fortaleza , su determinación, su poder interno, su ternura, su firmeza, su amor y sensibilidad no requieren ser entendidos, ni comprendidos sino ampliamente reconocidos.
Las muchas formas en que la inconsciencia mueve a la humanidad han anulado este reconocimiento.
El reconocimiento ha de manifestarse en la humanidad día a día, hasta que podamos enlazar nuestras manos en armonía y en consciencia podamos aceptar y amar lo que somos tal como somos.
Amelia Camacho Guerrero.
6 Marzo 2017.