El efecto de la mecanicidad sostiene como real algo creado solo por lo recibido del exterior y por la necesidad de consumir lo que el mundo ofrece, incluyendo una respuesta a " ¿ quien soy ?", fortaleciendo así la creencia de una identidad determinada por todo lo externo. Así todo adquiere un valor fundamental porque nutre una mente que centra su atención en la oferta , muy atractiva, que llena de impresiones que invitan a consumir y consumir.
Consumismo no es solo adquirir cosas, comprar y poseer objetos materiales es también adquisición de ideas, conceptos, conductas, actitudes, respuestas y necesidades inventadas para entretener y desviar la atención de lo que es verdaderamente importante. Así lo esencial pasa a ser secundario y la plenitud y la felicidad del hombre parece cada vez mas difícil y lejana.
Si ponemos atención nada de todo lo que se nos ofrece como ingrediente indispensable de el reconocimiento externo, de garantía de felicidad, de satisfacción personal, de amor eterno, de aceptación de los demás ; viene del afuera.
Pensar para no poner ese poder en manos de nada ni de nadie. Vivir en este mundo, es como estar permanentemente frente a una enorme tienda llena de ofertas a mitad de precio y engolosinarnos comprando todo lo posible con una tarjeta de crédito que mas tarde nos cobrará intereses muy altos.
Si, el precio que pagamos por dejarnos llevar es altísimo. El engaño es enorme. Pensar, tener consciencia de lo verdaderamente importante será darnos cuenta de lo que estamos haciendo con nosotros. Aprender a discriminar, a elegir, a valorar lo que realmente nos nutre ( no solo en la alimentación ) sino en alimento cotidiano que son las impresiones que recibimos, permite que la mente se llene de lo verdadero y realmente necesario para soltar todos los condicionamientos que adquirimos con un ego desenfrenado y sin dirección.
Amelia Camacho Guerrero.
30 Marzo 2015.