Este significado está cargado de cultura y de ideas ancestrales que no siempre ayudan a vivir la maternidad sanamente.
La carga emocional que se le impregna es muy poderosa y sin embargo ni así se aumenta el valor real que tiene.
Hemos aprendido a adorar esta figura, a tenerla en un nicho y en muchas ocasiones esa adoración no es acorde a la atención y cuidado que recibe.
Las exigencias pueden ser muchas y las responsabilidades que se ponen en sus espaldas , infinitas.
Ser madre es algo maravilloso y somos las mujeres las que significamos este evento de mil maneras.
Un hijo nos brinda la oportunidad de vivir una experiencia única en dedicación, entrega , servicio, infinito desarrollo y crecimiento en amor.
Ser madre nos da dichas insospechadas, regalos intangibles, satisfacciones plenas, dolores desconocidos, alegrías interminables, experiencias por descubrir, talentos y habilidades mágicas, intuiciones que sorprenden, contactos que nunca se rompen, capacidades ignoradas, sensaciones de amor y relaciones que alimentan el alma impulsando la vida a la realización de metas y proyectos.
La adoración, la idealización de esta figura ha dado presencia y lugar en la sociedad a muchas mujeres pero no es eso por lo único que una mujer puede ser valorada, reconocida o tomada en cuenta. Esta es una virtud, de muchas que tiene.
Amar a una madre es verla, día a día en todo lo que vale y ofrece, en lo que hace y más que nada, en lo que es. No solo un día al año. No solo cuando hay que ir a comprar un regalo. No solo cuando ya no está. No solo cuando se tiene tiempo.
Amar a una madre porque se reconoce que, la dicha de poder disfrutar del hoy, se debe a que" ella " nos trajo a este mundo, con todo su amor y siempre nos dió lo mejor que tuvo, y que ha sido nuestra la oportunidad para lograr lo que nosotros queramos.
Felicitemos a nuestras madres siempre que podamos, aunque no sea ,el día de las madres.
Felicidades a todas!!!!
Amelia Camacho Guerrero.
7 mayo 2019.