El estado de nuestra mente cambia continuamente y es esta una de las pocas cosas de las que podemos estar seguros.
Cuando cambia el estado, todo el mundo cambia también.
Intentar influir en las emociones sin cambiar el estado es tan fútil como intentar desaparecer el iceberg cortándole la punta, saldrá mas a la superficie, a menos de que invierta mucha energía sumergiéndolo y eso es lo que muchas veces se hace con la ayuda de las drogas o con la fuerza de voluntad.
Para nosotros la mente guía y el cuerpo sigue obediente, por lo que emociones habituales pueden estar impresas en el rostro y gestos de una persona, porque ésta no se da cuenta de como las emociones modelan su fisiología.
No podemos evitar responder con el cuerpo,la mente y el lenguaje. Los estados emocionales tienen una influencia poderosa y penetrante en el pensamiento y el comportamiento. Controlar los estados, nuestros estados, requiere de equilibrio y cordura.
La mente enlaza experiencias de forma natural, es la forma en que damos significados a las cosas que hacemos.
Cuando uno cambia lo que hace, el comportamiento de los demás también cambiará. Toda experiencia variará.
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Amelia Camacho Guerrero.
2 Marzo 2015.