Nuestras preferencias cambian día a día, los gustos por todo lo que elegimos son tan variables que no nos damos cuenta con cuanta facilidad hoy algo nos fascina y mañana puede ser totalmente distinto.
Si llevamos esto al campo de las relaciones notaremos que en muchas ocasiones hacemos lo mismo con las personas.Todo depende de como nos sentimos o de las necesidades que tenemos de ellos.
Esto será muy evidente hacia aquellos que están mas cerca. La familia , los amigos , los vecinos , las personas que mas frecuentemente contactamos, todos están sujetos a los diferentes estados de ánimo por los que pasamos.
Mientras nosotros no tengamos un desarrollo interno que nos saque de este vaivén emocional las relaciones serán inconstantes y no por la frecuencia con que los veamos sino por la actitud que tenemos ante ellas. Puede suceder que no estamos juntos por mucho tiempo pero las relaciones se mantienen sanas porque la aceptación las hace consistentes y durables, y puede ser también que a pesar de que la regularidad de los encuentros es constante la aceptación esta ausente y solo el compromiso o la obligación las mantiene.
Las preferencias basadas en ello llegan a convertirse en algo molesto que no produce mas que incomodidad y aislamiento.
Mantener relaciones , de cualquier tipo por largo tiempo, implica ofrecer una calidad de aceptación, que se pone a prueba a cada momento. Esta prueba es para cada persona ya que mide la capacidad de aceptación de que es capaz. Especialmente ante aquellos con los que decidimos compartir toda la vida. Es un taller de aprendizaje permanente que nos hace vernos en todo momento en una observación interna, intima que facilita la expansión de la consciencia de lo que somos y de como actuamos, para así superar la ignorancia que nos aleja del amor y el conocimiento de nosotros.
Tener una relación que dura es ,para mi , haber trascendido muchos obstáculos , muchos momentos de inconsciencia, tantos otros de ignorancia, para después de eso tomar la responsabilidad de vivir en amor por uno mismo y así ser capaz de amar con toda el alma y entregar todo aquello de lo que un ser se llena cuando ha encontrado en su interior lo que equivocadamente demando de otro.
Llegar a este punto hace que se viva el placer de amar y que este placer sea ahora para entregarlo porque hay mucho para ofrecer y ya no hay expectativa de recompensa. Bendecir y agradecer la presencia del amado, porque su presencia ha ofrecido el maravilloso estimulo para despertar el amor en uno y descubrir también la luz y el amor en sus ojos y su existencia misma que favorece seguir aprendiendo.
Amelia Camacho.
4 Noviembre 2012.