El perdón es algo que en muchas ocasiones no se comprende por tener un significado proveniente de costumbres religiosas y que implica un acto de buena voluntad solamente.
El perdón es el resultado de una profunda introspección que nos conduce a asumir la inconsciencia con que hemos actuado hacia nosotros mismos.
Hacer consciente lo inconsciente es darnos cuenta del daño que nos hemos provocado sin siquiera percibirlo.
Muchas veces las emociones generadas por pensamientos negativos, percepciones erróneas, juicios y críticas severas, todas emanadas de la ignorancia de uno mismo y de la baja autoestima, dieron como resultado malestares, enfermedades y luchas internas que nos han quitado la paz y la armonía.
Esto también ha redundado en resentimientos y odios, iras , corajes que ocupan espacios en nuestro mundo interior y que gastan la energía que requerimos para vivir en paz.
Asumir la responsabilidad de lo que sentimos y de lo que creamos con pensamientos, sentimientos y acciones en nosotros mismos es la verdadera esencia del perdón.
Nos hemos hecho mucho daño al ignorar la participación que tenemos en la forma en que vivimos. Otorgarnos el perdón conlleva la manifestación del amor que nos merecemos. Por supuesto que es algo muy personal, solo uno mismo puede entrar en el interior y reconocer lo que tenemos dentro.
Es dejar de torturarnos, es observar con consciencia lo que somos y hemos descuidado. Es no poner en otros el poder de sanar la mente y las emociones para así también poder redimir a todos los que culpamos por lo que sentimos.
Perdonar a los que, tal vez, también esperan ser perdonados por nosotros.
Es un acto liberador y es un camino lleno de luz, de conocimiento y de consciencia.
No perdonamos por ser buenos, perdonamos por ser conscientes y amorosos con nosotros mismos.
Amelia Camacho Guerrero.
16 de agosto 2022.