Obsesión.

Obsesión por absolutamente nada. Y esto realmente es necesario comprenderlo.

Vivimos obsesionados por mil cosas.

Siempre pensando en los resultados y olvidando el camino para disfrutar de cada momento.

Muchas veces no sabemos a dónde llegaremos pero corremos para ir a un destino incierto y desconocido.

No disfrutamos de lo que hacemos, corremos siempre, de prisa siempre, como si el tiempo se acabara.

Si nos proponemos algo, aprender, evolucionar, estar sanos, iluminarnos, meditar, hacer una dieta, hablar un nuevo idioma , hacer cambios en nuestra forma de pensar, etcétera, todo lo queremos ver con resultados inmediatos y si no es así, perdemos el interés.

De ahí nos movemos a una nueva acción.

 Nos obsesionan los resultados, no el camino. 

Y lo verdaderamente valioso está en el proceso.

Vivir en aceptación es fluir con la vida sin resistencia,sin lucha y sin obsesión por nada. Por bueno que sea el objetivo.

Tener atención en el presente se convierte en algo muy complicado porque al vivir constantemente en el futuro y en espera de resultados, no se disfruta cada paso hacia la meta.

Todo es parte de un proceso que puede ser un delicioso tránsito con mucho aprendizaje y experiencia.

Consolidar una relación de pareja, por ejemplo, tiene tiempos increíbles de conocimiento y descubrimiento de uno mismo y de la pareja.

Momentos que nos dan oportunidad de manifestar virtudes, cualidades o características egoicas que hay que conocer y superar y eso es lo que constituye el proceso.

Cada experiencia es diferente y tiene su propia forma de desarrollo.

En la obsesión por conseguir algo, se sufre y se vive en frustración constante. Se conocen otros aspectos del comportamiento humano. 


Amelia Camacho Guerrero.

7 octubre 2025.