Nuestras emociones afectan la salud.



En cada momento de cada día, está teniendo lugar una conversación dentro de nosotros que es una de las más vitales en las cuales estaremos involucrados. Es la conversación silenciosa, a veces subconsciente e interminable de las señales basadas en la emoción entre el corazón y el cerebro. La razón por la cual esta conversación es tan importante es porque esa cualidad de la señal emocional que el corazón envía al cerebro determina qué tipo de químicos se liberan en nuestro cuerpo. Cuando sentimos lo que llamamos típicamente emociones negativas (por ejemplo rabia, odio, celos e ira) el corazón envía una señal al cerebro que refleja nuestros sentimientos. Tales emociones son irregulares y caóticas y es así precisamente cómo se ven las señales que ellas envían al cerebro. 

Si pueden imaginar un gráfico de los altibajos del mercado de valores en un día volátil y caótico tendrán una idea del tipo de señales que creamos en nuestros corazones en tiempo de tales emociones. El cuerpo humano interpreta este tipo de señales como estrés y pone en movimiento mecanismos para ayudarnos a responder apropiadamente. 

El estrés de las emociones negativas incrementa los niveles de cortisol y adrenalina en nuestro torrente sanguíneo, las hormonas denominadas hormonas del estrés, que nos preparan para una reacción rápida y poderosa a lo que esté causándonos estrés. Esa reacción incluye re-direccionar el suministro de sangre de los órganos profundamente dentro de nuestros cuerpos a los sitios donde sea más necesaria en tales momentos: los músculos, extremidades que utilizamos para confrontar la fuente de nuestro estrés o correr tan rápido como podamos para alejarnos – nuestra respuesta instintiva de luchar o correr. 

Para nuestros ancestros esta respuesta los salvaría de un oso enojado acampado fuera de su cueva por ejemplo. Cuando sentían que se había ido el peligro, sus emociones cambiaban y los niveles elevados de las hormonas de estrés regresaban a los niveles normales de la vida cotidiana. La clave aquí es que la respuesta de estrés está diseñada para ser temporal y breve. Cuando aparece infundimos nuestros cuerpos con la química necesaria para responder con rapidez y poderosamente a la amenaza. Todo es supervivencia. La buena noticia es que cuando tales niveles altos de estrés están presentes, podemos convertirnos en súper humanos. Todos hemos escuchado historias de una mujer de 44 kilos y medio ladeando un automóvil el tiempo suficiente para salvar a su hijo atrapado bajo el mismo –haciéndolo sin tener en cuenta si era posible o no. 

En tales casos la respuesta de luchar o correr se activa a favor del hijo, que hubiese muerto sin intervención. En estos casos la fuerza extra humana de la madre se atribuye a la irrupción de hormonas de estrés que se derraman en su cuerpo a partir de sus sentimientos de hacer o morir – sentimientos que se originan en su corazón. La mala noticia es que aunque los beneficios pueden ser útiles durante un período corto de tiempo, el estrés que dispara a la irrupción efectivamente cancela la liberación de otros químicos que sostienen funciones importantes en nuestros cuerpos. La liberación de químicos vitales que sostienen las funciones del crecimiento, inmunidad y anti envejecimiento se reducen dramáticamente durante estos momentos. En otras palabras, el cuerpo puede estar en un solo modo o en el otro: modo luchar/correr o modo sanar/crecer. Claramente, no se espera que vivamos cotidianamente sometidos a estrés como una forma de vida. No obstante ésta es precisamente la situación en la que muchos nos encontramos hoy en día. 

En nuestro mundo moderno de sobrecarga informativa, velocidad en las relaciones, múltiples doble cappuccinos consecutivos y el sentido muy escuchado de que la vida se está acelerando, es inevitable que nuestros cuerpos sientan que estamos en un estado constante de estrés interminable. La gente que no puede encontrar una liberación de este tipo de estrés se encuentra en una lucha sostenida del modo luchar o correr, con todas las consecuencias que vienen con el territorio. Una rápida mirada a una oficina o aula de clases o hasta una mirada a los miembros de nuestra familia en la cena dominical confirma lo que sugieren los datos. No es sorpresa que veamos que la gente con los niveles más elevados de estrés sostenido también son las de peor salud. 

El crecimiento de las estadísticas en los EE.UU. respecto a condiciones relacionadas con el estrés, incluyendo enfermedades cardíacas e infartos, problemas alimentarios, inmuno-deficiencias y algunos cánceres, son menos sorprendentes cuando tenemos en cuenta el estrés inhumano que muchas personas experimentan en su vida cotidiana. La buena noticia es que el mismo mecanismo que crea y mantiene nuestras respuestas al estrés a menudo a nivel subconsciente, también se pueden regular para ayudarnos a aliviar el estrés de manera saludable –aunque el mundo esté en caos. Y podemos hacerlo de forma rápida e intencional. 

De la misma forma que nuestro corazón envía a nuestro cerebro las señales de caos cuando sentimos emociones negativas, las emociones positivas envían otro tipo de señal a nuestros cerebros que es más regular, más rítmica y ordenada. En presencia de emociones positivas, tales como apreciación, gratitud, compasión y bondad, el cerebro libera un tipo de química muy diferente en el cuerpo. Cuando sentimos un sentido de bienestar, el nivel de las hormonas de estrés en nuestro cuerpo disminuye, a la vez que la química afirmativa de un sistema inmune poderoso con propiedades anti envejecimiento aumenta. El cambio entre la respuesta de estrés y un sentimiento de bienestar puede suceder rápidamente. 

Estudios documentados por el Institute of HeartMath (IHM), una organización pionera en la investigación basada en Boulder Creek, California, ha mostrado que los niveles de cortisol pueden disminuir hasta un 23% y los niveles de DHEA, un precursor afirmativo de vida a otras hormonas vitales del cuerpo puede incrementar en un 100% si dedicamos unos tres minutos al uso de técnicas enfocadas diseñadas para producir tales respuestas. La razón por la cual estoy describiendo estos fenómenos es porque las técnicas que tienen tales beneficios en nuestra salud son las mismas que crean la elasticidad de nuestros corazones. Esta es la clave para mantener la elasticidad personal en la vida. La calidad de nuestras emociones determina las instrucciones que nuestro corazón envía a nuestro cerebro. 


Por Gregg Braden
Traducción: Fara González



Amelia Camacho Guerrero.
18 Agosto 2015.