Hemos adquirido una visión equivocada de lo que realmente somos. Aprendimos a crear una identidad necesaria para vivir en este mundo. Todo lo que experimentamos fue construyendo una forma de responder a cada impresión y cada momento.
Así creamos la personalidad que nos permite desenvolvernos en el ámbito en que vivimos. Aceptamos los condicionamientos y exigencias que el mundo impone sin darnos cuenta de que todo pide algo cambio. Vivimos satisfaciendo las demandas externas para poder incluirnos en un mundo que satisface menos cada vez.
El afuera es el escenario y foco de atención de todo, la aprobación depende de los demás, nada es suficiente y la tensión por lograr algo es excesiva.
Ahora corresponde a las personas volver al interior. Buscar la verdadera identidad, saber lo que realmente somos. Es tiempo en el que los paradigmas se derrumban y los cambios de creencias estan a la orden del día. Al estar únicamente en casa se puede ver la inutilidad de tantas cosas, pertenencias que no se usan, acciones y distracciones que no pueden llevarse a cabo, relaciones que carecen de sentido, preocupaciones innecesarias y es entonces cuando lo esencial toma importancia.
Ser lo que somos, vernos, conocernos, relacionarnos con nosotros mismos es en este momento inevitable. Es la oportunidad magnífica para buscar la verdadera identidad y saber que somos mucho mas que lo que imaginamos.
Estamos destinados a expresar el espíritu que somos, con todas sus virtudes y características, es nuestra naturaleza.
Como humanos vivimos en un cuerpo, pero no somos el cuerpo, gracias a el la experiencia humana es posible y es maravilloso tener un vehículo tan increíble pero nuestra identidad real es otra.
Somos espíritus viviendo esta experiencia humana y no lo contrario.
El objetivo es manifestar lo que somos en este mundo y es ahora cuando se necesita recordar esto.
Amelia Camacho Guerrero.
8 mayo 2020.