Las diferentes formas en que nos relacionamos y realizamos la experiencia humana contienen aspectos que nos ayudan a conocernos y a aprender a vivir, de una y muchas maneras, las interacciones que en nuestro grupo de convivencia, hemos elegido para ser capaces de expresar lo que nuestro espíritu es.
Mantener estos roles de manera sana y objetiva, facilita que cada respuesta sea limpia y acorde a la consciencia que tenemos de lo que representa cada persona en nuestra vida.
Alterar la interacción que ha de darse de manera natural con cada persona, da como resultado una complicada vida interna confusa llena de expectativas que no se pueden cumplir, generando frustración y sufrimiento innecesario.
Cumplir con uno mismo en cada momento siendo lo que somos en cada encuentro favorece la vida en plenitud, ayuda a que cada relación tenga la atención y el cuidado la nutrición y desarrollo que hace que la vida interior se viva de manera natural, espiritual y responsable.
Manifestar en cada rol lo que requiere y no sustituir una cosa con otra, dar nuestra atención como es en cada caso, hará que no pidamos a otros lo que no les corresponde.Como madres tenemos una función, como esposas, como hijas, como todo lo demás será igual, así nos realizamos en cada aspecto de nuestro ser y ayudamos también a los demás para que cada uno cumpla con lo que le corresponde.
Las relaciones no se contaminan y son sanas.
La coherencia facilita la vida y la llena de libertad y de amor.
Amelia Camacho Guerrero.
2 octubre 2018.