Recordar lo vivido y tener aquellas imágenes o impresiones que grabaron la memoria de instantes de presencia es valioso para la vida.
Mucho de lo que se experimenta puede ser olvidado. Mucho puede ser recordado con alegría y otro tanto, tener una infinita variedad de emociones contenidas que sean liberadas.
Todo está en la vida. Todo ocupó un tiempo, un tiempo interpretado, percibido y significado de acuerdo a cada persona.
El mismo evento se experimento de forma individual y pudo ser trascendido y visto con aceptación o tal vez, sigue siendo para otro, el sufrimiento que aún no se supera.
De cualquier forma, hacer un recuento de lo vivido es una actividad común a fin de cada año.
El ejercicio es maravilloso porque permite volver a llenarnos de agradecimiento y de comprensión por lo que ya se vivió y esta revisión ayuda a tener una visión diferente de cada momento recordado.
Cada día agradecemos lo vivido y es una bendición hacer esto cotidianamente.
Recopilar la información en el ejercicio anual llena de más agradecimiento que siempre será alimento para el alma y reconocimiento para el ser que somos.
Atesorar los momentos de consciencia en la memoria y trascender todo aquello que no aporte nutrientes al corazón, son acciones necesarias para preparar la vida que deseamos crear el próximo año.
Amelia Camacho Guerrero
29 diciembre 2018.