Miedo, culpa y vergüenza.


Estas experiencias son conocidas por todos ya que éstas son implementadas cómo condiciones de vida y formas de relación con todos. Esto se aprende en sociedad y toca todos los escenarios en los que cada uno se desenvuelve.

Nadie queda exento de estas situaciones.

Algunos  hacen uso de éstas estrategias con gran maestría y se acostumbran a vivirlas de manera natural.

Las diversas percepciones que se tienen de las impresiones que se reciben cotidianamente, crean interpretaciones cargadas de lo aprendido y estas se repiten siguiendo los patrones de comportamiento que se conocen y se experimentan sin cuestionar su verdad.

La culpa está ligada a la ignorancia de uno mismo, al completo desconocimiento de la responsabilidad de la propia vida. Así se siente culpa de todo lo que no complace a los demás.  Ya que se vive para satisfacer expectativas ajenas, cuando estas no se cumplen , la culpa ocupa la mente y las emociones ,que expresan acciones que tratan de subsanar el imaginario daño causado.

Esto va ligado a la vergüenza de no cumplir con lo que se esperaba de uno.

Y ésto crea una cadena fortalecida por el miedo.  Miedo que también es una programación mental aprendida y que se ha fortalecido por la repetición y por la ignorancia, la inconsciencia que se nutre de esa frecuencia energética que mantiene el estado de inconsciencia y por ende ayuda a mantener la conducta de sufrimiento y molestia.

En esta condición las tres conductas que tomamos en cuenta mantienen el estado de incapacidad para cambiar la actitud y la respuesta que libere del miedo, de la culpa y de la vergüenza.

Si recordamos lo que somos, si vemos el poder interno, si recuperamos la fuerza para reconectarnos con nuestro ser superior, sabremos que estas estrategias han existido para que nos mantengamos sin manifestar la grandiosidad del ser que somos.

No hay razón alguna para sentir vergüenza, para tener culpa por nada, para vivir en miedo y angustia.

La vida nos ofrece una y mil posibilidades para experimentar, sentir y conocer nuestros potenciales y talentos, las capacidades y destrezas que existen en el interior de todos y esos obstáculos solo se superan con la consciencia.

Tendremos que analizar y reconocer el poder que le hemos dado a cada uno de ellos para poder superarlos.

Ellos no son cualidades del espíritu que habita en nuestro interior.  Todo lo que somos es superior a cualquier cosa aprendida en la inconsciencia.


Amelia Camacho Guerrero.

28 enero 2024.