Todo aquello que no ha sido reconocido como parte de nuestro aprendizaje y crecimiento, va a mostrarse continuamente en el día a día con el objetivo de ser aceptado y trascendido.
Lo que llamamos, la sombra, es solo lo que aún no ha sido iluminado por el conocimiento de nosotros mismos.
Cada vez que comprendemos alguna característica, alguna actitud, alguna respuesta nuestra y no luchamos contra ella sino que la aceptamos y comprendemos su manifestación, tenemos una iluminación que nos conduce a la verdad de nosotros, una verdad que requiere de la luz, de la atención que hace falta incorporar con la consciencia que , al expandirse reduce la ignorancia y debilita al ego.
Iluminar lo que aceptamos de nosotros no tiene gracia porque ya fue visto, ya le dimos la luz con el conocimiento. Iluminar la sombra es el propósito del desarrollo humano, ver lo que no se acepta, lo que no ha sido reconocido, lo que ha permanecido escondido por la ilusión de la falsa identidad que nos hemos creado y por el abandono de nosotros mismos.
Se necesita valor y deseo de sabernos, de querer encontrar la verdadera identidad de cada uno, eso que solo nosotros conocemos y que nadie nos puede decir, lo que en el interior existe y nos impulsa a buscar las respuestas fundamentales de lo que somos.
Miedos, culpas, vergüenza, sufrimiento, mentira, ilusión y apegos son genuinos obstáculos, que al no ser reconocidos, actúan como anclas que impiden el proceso evolutivo.
Ellos absorben la energía de más fina calidad que es la energía vital , energía de evolución que se desperdicia y que reduce la calidad de vida de nosotros.
Entrar en la profundidad de nuestro ser y darnos la oportunidad de crear una realidad favorable para desarrollar la consciencia, es conocer y aceptar lo que encontremos con mucho amor y agradecimiento por lo aprendido, para así recorrer el camino de luz que nos conduzca al ser que habita en el interior de todos.
Amelia Camacho Guerrero.
7 junio 2021.