Parece una locura pero es así.
Todos en algún momento de la vida hemos sentido o sentiremos, la muerte de alguien muy especial y querido. Cuando esto ocurre las formas de experimentarlo son muy variadas. Hay quienes nunca se desprenden de la presencia de los que ya no están aquí, hay quienes los invocan y piden su apoyo y ayuda , hay también quienes los despiden con infinito amor y aceptan la realidad de la ausencia recordando y agradeciendo todo lo compartido.
En cualquier caso , los muertos siguen viviendo en el interior y en el pensamiento y memoria , en el recuerdo que nutre de vivencias el alma.
Permitir que sigan vivos y que su recuerdo no duela, que su ausencia no hiera el corazón es un homenaje a los seres que nos acompañaron y compartieron su tiempo con nosotros. No les amamos más por llorar mucho, no les amamos menos por despedirlos con amor y armonía.
Mucho les ayudamos enviando para ellos los mejores sentimientos y la luz que podamos para que puedan también ellos desprenderse de éste plano libres de apego.
Ellos viven en nosotros y nosotros en ellos.
Lo que pudimos darles, ya lo recibieron cuando los tuvimos cerca, por eso podemos sentir la tranquilidad de verlos partir en absoluta paz.
Para este día dedicado a su celebración, flores, oraciones, meditación, recuerdos e infinito amor para ellos, serán los mejores regalos que nos damos en su memoria.
Descansen en paz y en infinito amor.
Amelia Camacho Guerrero.
1 noviembre 2020.