La forma en que vivimos hace que tengamos una idea de como somos y la manera en que nos vemos procede de la identidad que hemos creado con lo que el mundo mecánico nos ha ofrecido.
Al no saber quienes somos, recogemos opiniones y percepciones que nos definan siempre de las personas y del mundo que nos rodea. De esa manera esa personalidad falsa es la identidad con la que nos manifestamos en el mundo.
Por supuesto que no nos damos cuenta de ello, porque como no sabemos quienes somos, dependemos de esa credencial formada de condicionamientos y reglas creadas por el mundo externo.
Esta dependencia sostenida y nutrida por el ego forma una coraza protectora que impide que el ser pueda manifestarse.
Por esta razón se desconocen los estados del ser. Los estados del ego son perfectamente reconocidos, porque todos nos identificamos con ellos.
Cuando se le pregunta a la gente como es, responde describiendo características aprendidas que no son su naturaleza, sino que son las estrategias usadas para responder a las experiencias que ha vivido y que forman su ego. Todo aquello que esconde la verdadera identidad de su ser y que desconoce que posee.
La utilidad de ese conocimiento es grande y sirve para darse cuenta en alguna etapa de la vida, de la necesidad de encontrar lo que realmente se es. Nada es inútil, todo es experiencia.
Despertar a la consciencia hace que podamos vivir con una identidad real, es salir de la ilusión y del sueño que nos mantiene en la ignorancia y el engaño, de la simulación y el abandono de nosotros mismos.
Donde hay una consciencia despierta todo es real y verdadero.
Se deja ver el espíritu manifestando atención, armonía, alegría, felicidad, disfrute, respeto , cortesía, firmeza, determinación, agradecimiento, libertad, presencia, bondad, honestidad, entrega, comprensión, compasión, amor, prosperidad, abundancia, dicha, gozo, belleza y muchas más cosas que no son las que responden solo a buenas maneras o a un entrenamiento inconsciente.
Esto es todo aquello que es fruto de la consciencia del ser, de lo que brota del interior porque es la expresión del alma y del espíritu que somos.
La expresión de dios en cada uno a través de todo lo que hacemos.
Amelia Camacho Guerrero.
18 agosto 2018.