Los buenos deseos.


Todos tenemos buenos deseos para nuestros seres queridos, para nuestros amigos y familia y por eso vamos a concentrar nuestra intención primero en nosotros mismos, porque somos la fuente de creación de lo que queremos.

La fuente ha de estar rebosante para poder compartir su contenido y de esa manera podrá repartir con amplitud lo que genera.

Para dar, hay que tener. Si no tenemos nada, nada daremos. Entonces la generosidad es un engaño. 

Los primeros receptores de lo que compartimos, somos nosotros. El amor que tenemos para nosotros mismos refleja el amor que damos a los demás. Así es muy fácil sentir amor por las personas que nos rodean y por todo lo que somos capaces de disfrutar y agradecer.

Los buenos deseos nacen del amor y vienen del corazón y del alma.  No son solo palabras hermosas ni pensamientos producto de la mente creativa, son reales y se expresan con hechos cotidianos y no temporales. No tienen que ver con las fechas del calendario, están presentes en la vida de todos los que construyen su realidad día a día en consciencia.


Amelia Camacho Guerrero.

29 diciembre 2022.