El arte como camino espiritual amplia el horizonte del observador. Hemos escuchado muchas veces que" la belleza no está en el objeto mirado sino en el ojo que lo mira", Ken Wilber tiene razón.
El arte no es solo para el erudito, para el que se sabe todos los nombres de los autores, para el que ha recorrido todos los museos, para el que estudió o para el que practica alguna forma de expresión artística, el arte esta en cada uno, en la forma de apreciarlo todo.
Aquel que con su atención y su consciencia convierte lo profano en sagrado. Aquel que medita en un instante de tiempo para ver lo invisible en lo visible.
Aquel que tiene ojos para ver la forma en que las cosas resplandecen con su esencia y llegan incluso a vislumbrar lo divino profundizando en su espíritu.
Aquel que puede manifestar una actitud de reverencia ante la belleza que encuentra en lo que sus ojos ven.
El arte es para aquel que manifiesta su espiritualidad en lo cotidiano, en lo que está a nuestro alcance todos los días, a cada paso en cada mirada, en cada persona, en uno mismo. Esto es para aquel y solo aquel que reconoce lo superior en toda la existencia. El que ve su propia belleza en todo lo que le rodea y lo expresa en su lenguaje, en su mirada, en su actitud ante la vida y nada le parece ordinario porque ha encontrado que todo es verdaderamente extraordinario.
Su esencia espiritual ve por sus ojos y le muestra el carácter sagrado de todo lo que Es.
Amelia Camacho Guerrero.
4 Mayo 2015.