Las impresiones.

El alimento que consumimos mayormente son las impresiones.

Sin darnos cuenta de que son alimento, no nos percatamos de que comemos todo el tiempo y tampoco atendemos a su digestión oportuna.

Esto hace que tengamos alimentos sin digerir siempre. No nos damos cuenta de cuál es el elemento que ayuda a la correcta digestión de todo lo que nos alimenta, tampoco nos damos cuenta de que cada cosa que comemos está aderezada con emociones y que nuestra respuesta ante ellas genera mala digestión o rechazo o enfermedad.

Toda esta mezcla de ingredientes es vista de diferentes formas y todas dejan fuera a las impresiones ya que se ignora que son alimentos que pasan por el mismo proceso digestivo que el alimento físico que nutre al cuerpo.

De ahí la necesidad de seleccionar las impresiones que consumimos y que es aquello que nos nutre verdaderamente y es benéfico para nuestra salud.

Todo lo que entra por los cinco sentidos ha de ser observado. Imágenes, situaciones, palabras, películas, música, conversaciones, lecturas, sensaciones, todo es importante.

Estar en lugares en dónde no nos sentimos bien, escuchar sonidos estridentes que molestan al oído, voces que tienen tonos muy altos, imágenes fuertes e impactantes, escenas violentas, agresividad en situaciones ajenas, todo aquello que te altera y que provoca malestar necesita un tiempo para ser digerido y procesado.

Cuando esto no se atiende va dejando huellas de incomodidad y todo se debe a el tiempo que cada evento requiere para su digestión.

Este proceso exige el ingrediente que facilita la fluidez y el tránsito de la aceptación que es lo que ayuda a que el proceso se complete.

La aceptación en cada momento es el indicador de que no hay resistencia ni lucha, no hay oposición ni conflicto interior, por tanto es más rápida y más consciente la experiencia.


Amelia Camacho Guerrero.

18 noviembre 2024.