Cuando no tenemos un patrón sano de aceptación hay respuestas ligadas a esa energía grabada en nuestro campo emocional y es un reflejo que se proyecta en nuestras relaciones con los demás.
Si no fuimos aceptados y vivimos sin aceptación de nosotros mismos, ese patrón activa la negación hacia otros.
El mejor regalo que podemos dar a todos es la aceptación de lo que son las personas, tal como son, empezando por nosotros mismos.
Cuando hemos tenido la carencia de ser aceptados, esperamos que todos nos den ese faltante. Así hacemos todo para pedir y lograr ser queridos y aceptados.
Dejamos de ser lo que somos, complacemos por encima de todo lo que somos con tal de obtener el favor de los demás.
Brindarnos la aceptación sana la mente y las emociones.
Sanarnos es limpiar todas las huellas que no han sido reconocidas y que han producido respuestas que impiden que la consciencia se amplíe.
Cuando nos responsabilizamos de nuestras percepciones y la forma en que interpretamos nuestra realidad, la vida es otra, todo cambia porque nosotros cambiamos.
La aceptación es la respuesta de un nivel de consciencia que nos conduce a mejores relaciones ya que elimina la resistencia y la lucha, la violencia en contra de la realidad y produce una paz interior por ausencia de conflictos y contradicciones mentales, no hay oposición, no hay discrepancia entre lo que se percibe y lo que es.
Tener un significado correcto de lo que es la aceptación favorece para poder vivirla y manifestarla en nuestro diario vivir.
Amelia Camacho Guerrero.
23 septiembre 2024.