La consciencia que despierta hace que todo aquello que percibimos sea visto con atención y presencia y este acto invita a dar una respuesta diferente en todos los eventos que experimentamos.
Es adquirir una habilidad de respuesta que tal vez no hemos practicado y que vamos desarrollando a medida de que la consciencia se hace presente.
Tememos a la responsabilidad porque aprendimos que la responsabilidad implica una carga y un compromiso con el que vivimos estrés y presión excesiva.
El tener este concepto resta disfrute ante aquello que hacemos. Muchas veces hemos renunciado a actividades y trabajos por creer que son responsabilidades muy difíciles y por creer que no seremos capaces de realizarlas. Cada oportunidad que tenemos para desarrollar una habilidad de respuesta distinta es un momento de aprendizaje de algo que no hemos hecho y que tememos experimentar.
Y esto lo hemos vivido infinidad de veces.
Todo lo vivido nos ha dado responsabilidades variadas que nos han formado ,dándonos experiencia y conocimiento, sabiduría y confianza y tal vez han sido momentos de miedo, de inseguridad y muchas cosas más que en la mente generan ideas para desistir de atrevernos al aprendizaje.
El conocimiento ayuda a explorar nuestras capacidades y destrezas pero también nos expone a responder desde la sabiduría ganada con la experiencia.
Poco a poco la responsabilidad se convierte en un momento digno de tomar en cuenta porque nos ofrece el descubrimiento de nosotros mismos ante cada situación que la vida nos da.
Es la consciencia la que nos ayuda a vivir todo de manera diferente. A medida de que la consciencia crece , crece también la responsabilidad de responder desde ese lugar, cada vez más claro y cada vez más atento.
El más consciente ha de ser más responsable que el que no lo es.
Una vez que somos conscientes de algo adquirimos un compromiso con la consciencia y ella se hace presente para que no olvidemos como hemos de responder.
Amelia Camacho Guerrero.
11 octubre 2021.