La expresión de la vida se ve interrumpida cuando alguna persona deja de estar en nuestra realidad y su ausencia provoca un gran dolor en el interior, nunca más podremos tocarla y sentir su presencia física a nuestro lado.
Este evento sacude la consciencia y el alma y todo eso nos conduce a la comprensión de la impermanencia y la fragilidad de la existencia. Nada nos sacude tanto como la muerte, ni siquiera la vida que nos ofrece infinidad de oportunidades para considerar que nada está garantizado para siempre.
Enfrentar la ausencia de nuestros seres queridos también nos coloca ante el temor que podemos tener hacia nuestra propia muerte.
Vivir intensamente y disfrutar de todo lo que la vida nos da ayuda a superar estos momentos. Disfrutar de la compañía y la presencia de los que amamos nos ayuda a sentir la tranquilidad de haber entregado nuestro amor y presencia a aquellos que se van llevando lo mejor que pudimos darles.
No hay pendientes, no hay incomodidades, solo queda el agradecimiento por todo lo que pudimos compartir, el amor que dimos y el que recibimos. El corazón colmado de memorias y la mente de recuerdos de lo que vivimos juntos.
Ellos siguen viviendo, ellos existen como parte de nosotros mismos, nuestros lugares están impregnados de su energía y nuestra vida sigue en su compañía por el amor que nos unió.
Recordemos siempre con infinito amor y agradecimiento el que hayan cumplido el acuerdo que una vez hicimos para compartir esta experiencia y démosles una despedida llena de bendiciones por su legado de amor y presencia en nuestra existencia.
Amelia Camacho Guerrero.
29 octubre 2021.