La luz y la sombra.

El trabajo en consciencia es algo más que pretender solo la iluminación. La tarea consiste en unir y conciliar la luz y la sombra. Ambas van de la mano y la una impulsa a la otra para nutrir al ser que somos. 

No hay luz sin sombra y no hay sombra sin luz. 

Ocultar una de ellas impide la realización del encuentro con nosotros mismos. Esto significa que hay que hacer el trabajo completo ayudándonos viendo la totalidad de la experiencia vivida, para así expandir la consciencia de lo que hemos de reconocer en la realidad que hemos creado.

La negación de cualquier aspecto de nuestro ser humano retrasa el avance en el camino del desarrollo de la consciencia ganada.

Nada se puede hacer sin unir las fuerzas que nos han acompañado para poder alcanzar la paz. 

Estar en constante atención para mantenernos en el centro y no dejar que el equilibrio se pierda, es una visión que nos permite ver la vida de forma muy diferente.

El corazón guía la experiencia y desde ahí todo resulta muy distinto. 

Conocerlo todo con aceptación de lo que se reconoce y se descubre, hace este camino más sencillo y disfrutable,  dándonos el placer de cumplir con la misión de gozar y vivir en amor y armonía con todo.

Los seres espirituales que somos hemos de vivir la experiencia humana con amor y agradecimiento, con alegría y felicidad, con formas de pensamiento adecuadas al proceso de desarrollo y evolución que cada uno ha elegido.


Amelia Camacho Guerrero. 

18 Octubre 2017.