La lucha interna.

La constante contradicción con todo lo que nos rodea genera una respuesta de daño que se expresa con ira, con oposición a todo y con sensaciones que el cuerpo percibe y traduce en molestias, dolores e incomodidades.

La violencia con uno mismo es silenciosa, no es, a veces estridente ni ruidosa, pero es una guerra, una batalla que no acaba nunca. Una lucha inconsciente que solo es con uno mismo.

Esta forma de experiencia, para conocer y reconocer la consciencia que se expande, es cuando nos hacemos responsables de lo que estamos viviendo ,es el camino a la paz interior, a darnos por fin una tregua para acabar con la guerra contra nosotros mismos.

Aceptar que somos nosotros los que creamos y recreamos esta hostilidad interior ,equivale a un despertar de la consciencia que nos une al ser espiritual, a la unión con el amor y a la más elevada manifestación de la divinidad.

Siempre en mente, hemos de tener, que la violencia vivida en el interior afecta al que la produce y que se expande y tiene efecto en todo el entorno. 

Muchas veces no nos percatamos del daño emocional que producimos a las personas que nos acompañan y lo difícil que puede ser sanar esas heridas.


Amelia Camacho Guerrero.

12 mayo 2025.