La intención y la manifestación.


El poder de la emoción, en la intención manifestada en la palabra , tiene un poder creador.Evoca convoca y crea.

Todo lo que concebimos con nuestras palabras lo creamos. La claridad en las palabras , en todo lo que expresamos, es lo que potencia el poder creador.

Por esa razón se hace necesario hablar  con un lenguaje que nombre lo que deseamos decir con las palabras claras, con el  conocimiento de lo que deseamos dar a conocer. Especificidad y tiempo presente.

Muchas veces nuestra expresión es muy ambigua y damos por sentado que el que está escuchando está comprendiendo el mensaje y no es así.  

Aunque sea una persona muy cercana podemos ser muy confusos al hablar.

No tener orden en la mente es no tener orden en la expresión. Si uno no sabe lo que quiere decir, el que escucha no podrá entender.  Por tanto habrá que darle atención y tiempo a lo que deseamos explicar y entonces hablaremos con seguridad y sin confusión.

Así se evitan molestias y enojos que se sienten en el interior porque el enojo es con uno mismo por no considerar la necesidad de escucharnos primero.

La muerte y la vida están en el poder de la palabra. Esto significa que nuestra palabra da vida y existencia pero también produce el final de muchas situaciones y relaciones. Muchas veces la falta de una comunicación clara crea malentendidos conducentes a separaciones irremediables.

Evitar la negación y corregir, aceptar la confusión y modificar el mensaje, hablar con verdad y sencillez será siempre un buen paso para mejorar el proceso comunicativo.

El sentimiento es el secreto. La intención con la emoción y la palabra como su herramienta en una combinación perfecta para una buena comunicación.


Amelia Camacho Guerrero.

3 diciembre 2023.