La experiencia interna.


Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo mas cerca que podemos estar de ser  felices.

Nuestras percepciones sobre nuestras vidas son el resultado de muchas fuerzas que conforman nuestra experiencia y cada una provoca un impacto que hace que nos sintamos bien o mal.  Es, como las personas responden a las tensiones,  lo que determina si van a sacar provecho de su experiencia. 

Lo que satisfaria realmente a los individuos es sentirse bien con su vida.

El estado óptimo de la experiencia interna es cuando hay orden en la consciencia. La señal de que una persona controla la consciencia es que tiene la habilidad de centrar su atención a voluntad, que puede evitar las distracciones y concentrarse tanto tiempo como lo necesite para alcanzar su objetivo y no mas. La persona que puede hacer esto, normalmente disfruta con el curso normal de su vida diaria.

Las personas auténticamente felices son pocas y dispersas. Las raíces del descontento son internas y cada persona debe enfrentarse a ellas individualmente y con su propio poder.

La falta de orden interno se manifiesta en una forma subjetiva, en lo que algunos llaman crisis existencial, que básicamente es un miedo a ser, un sentimiento de que no hay sentido en la vida y de que la existencia no parece tener dirección y no vale la pena.

Como nos sentimos, la alegría de vivir depende en último término y directamente de como la mente filtra e interpreta las experiencias cotidianas. Si somos felices o no depende de nuestra armonía interna y no del control que creemos que somos capaces de ejercer sobre las grandes fuerzas del universo.


Amelia Camacho Guerrero.

8 Enero 2014.