Mucho de lo que hacemos tiene que ver con aprender a no apegarnos a nada ni a nadie. Esto por supuesto que es toda una experiencia de desaprender lo aprendido porque a lo largo de la vida se ha aprendido todo lo contrario. Desde que somos pequeños nos apegamos a todo, personas, cosas, ideas, cariños, amigos ,lugares , etc.,
Pensar en desprenderse de algo o alguien resulta doloroso porque las significaciones otorgadas a todo llevan una carga emocional ( aprendida ) que cede todo el poder personal a aquello que representa una importancia vital para las personas.
Apegarse es fácil, todo de convierte en parte indispensable para la existencia. Así repetimos una y otra vez que , sin esto o aquello no podríamos vivir, que sin aquella persona o afecto la vida no vale la pena. Cosas como estas fortalecen los apegos. Ideas como estas crean dependencias y sufrimiento. Las personas no se dan cuenta de que nada de esto es real. NO es cierto. Todo esto son solo creencias que provienen de las necesidades que en nuestro interior necesitan ser satisfechas.
Nada de todo lo que tenemos es indispensable para vivir, podemos seguir vivos y de hecho lo hacemos aunque las personas objeto de nuestros amores mueran, aunque no tengamos aquello que creemos que necesitamos tanto llegue a faltar.
Soltar las ideas que fortalecen los apegos es importante para crecer, las personas nos van a acompañar a lo largo de nuestra experiencia humana y será una bendición contar con ellas para compartir el amor que sentimos, pero de ahí a creer que sin ellas nada en posible hay un error que puede ser la fuente del sufrimiento.
Amelia Camacho Guerrero.
17 Abril "017.