La desilusión y la imaginación.

                                                                                          

Es común escuchar  o vivir con desilusiones y esto puede ser algo a lo que las personas se acostumbran a ver como algo natural. Crear ilusiones de todo lo que se vive, de las personas, de todo lo que se vive es una práctica cotidiana.  No hay una significación clara para este termino y por lo tanto se confunde con la idea de que no se puede vivir sin ilusiones.  Tener ilusiones no es lo mismo que tener metas y propósitos en la vida.  Tener una imaginación que altere la realidad y haga que se tengan expectativas que solo vienen de pensamientos engañosos creados  en la mente sin fundamentos reales, nos hace vivir de sueños, falsedades que mas tarde se convierten en sufrimiento por la imposibilidad de su cumplimiento.  

Cabe hacer la diferencia entre una imaginación creativa que construye, que produce, que da paso a nuevas ideas y la forma en que nuestra mente se evade de la realidad dando existencia a imágenes con las que se va creando la relación con el mundo por la incapacidad de aceptación de lo que es tal y como es.    Así creamos una red de relaciones falsas ante la idea de que son como uno las piensa y la sorpresa es que son totalmente diferentes.  Imaginamos a las personas de una determinada manera y esto es como las queremos ver porque así las necesitamos pero no como son, por ello cuando no responden a nuestras expectativas nos sentimos engañados por ellas, traicionados, lastimados, tremendamente dolidos ante una desilusión que fue creada solo por nosotros mismos.   

Por supuesto que la culpa no se hace esperar y el desengaño trae a nosotros la necesidad de asumir el engaño como una creación mental propia tomando la responsabilidad de los resultados sin reclamar nada ya que todo fue creado por cada uno.

Despertar del sueño es abrir paso a la consciencia de las formas en que hemos aprendido a vivir.  Es liberarnos de la imaginación que impide que veamos a las personas tal como son y aprendamos a descubrirlas y no a inventarlas.  Nos enamoramos de nuestras creaciones para luego exigir que respondan a nuestras demandas, así nunca podremos aceptar a los demás como son.

Todo esto empieza por nosotros porque también para nosotros tenemos una falsa imagen de la cual también nos apegamos.  Romper con esta visión pide una percepción diferente "un despertar del sueño " y cuando esto sucede puede doler mucho salir de la fantasía.  Enfrentar la realidad, salir al mundo con aceptación y empezar a vivir realmente es de una riqueza invaluable para nosotros y para todos aquellos que nos acompañan.


Amelia Camacho Guerrero.

18 Abril 2016.