La convivencia enseña.

Cuan importante es valorar lo que la convivencia nos ofrece. Lo mucho que podemos aprovechar de estar rodeados de personas, de seres que siempre intercambian experiencias, impresiones que son indispensables para el desarrollo recíproco. 

Estar cerca de los demás ayuda a reconocernos, ellos son nuestros espejos y nosotros somos los suyos, es un intercambio con mutua ganancia.

Crecemos al darnos cuenta de que todos nos enseñan algo que solos no veríamos.

Cuando decimos que todos somos maestros de todos, muchas veces no captamos la verdad que está expresión encierra.  Nosotros provocamos respuestas y los demás hacen lo mismo con nosotros.

Cada respuesta o reacción, habla de nosotros y lo que damos sale de lo que hay en el interior, no viene de afuera, por ello decimos que nadie da lo que no tiene.

Cuando culpamos a otro de coraje, ira, molestia le estamos concediendo un poder que no tiene. Nadie puede hacernos sentir lo que no queramos y tampoco nosotros podemos hacer lo mismo.  Si expresamos algo es porque ya existía en nosotros y el otro solo nos dió la oportunidad de manifestarlo.   

Por supuesto que solo alguien consciente de su responsabilidad aceptará ser dueño de sus propias respuestas y no depositará esta responsabilidad en alguien más.

 Asumir que somos responsables de nuestras emociones y respuestas, es para seres conscientes de sí mismos y así no culpar a nadie de lo que se vive en el interior.


Amelia Camacho Guerrero.

7 junio 2021.