La forma en que vivimos y las experiencias que creamos , todo lo que llena cada momento y espacio de esta existencia , tiene un matiz que está impregnado de lo que la mente humana contiene.
Todos los condicionamientos adquiridos, todo el aprendizaje, emociones, percepciones, conocimiento y eventos , está marcado por la identidad humana.
Muchos momentos se justifican por esa razón, ¡ somos humanos ! Las equivocaciones, los errores , las fallas encuentran una respuesta aceptable ante esta idea.
La condición humana es limitada y limitante. Reconocer la verdadera identidad y manifestarla implica dejar atrás todo lo que como humanos aceptamos y tomemos la decisión consciente de asumir el poder que nos asiste al ser los espíritus que realmente somos. Vivimos en un cuerpo humano maravilloso pero eso no es lo que somos.
Hemos caminado mucho para encontrarnos y aún cuando sabemos lo que somos, no hemos podido manifestar la grandeza del espíritu que habita en cada uno de nosotros.
Ser solo ser lo que somos.
Manifestar está divina presencia en cada uno de nuestros actos, de las emociones, de las palabras que empleamos ,es limitada por la mente humana que ha dominado nuestra experiencia. Nos ha costado mucho creer que el poder divino del espíritu siempre ha estado en el interior y es nuestra naturaleza. Es lo que siempre hemos sido y nunca dejaremos de ser.
La mente humana contiene información que nos aleja de esto. A pesar de saber ayuda a negar. Ayuda dando validez a los pensamientos anteriores, la atención que está acostumbrada a recibir hace difíciles los cambios y el ego refuerza con todos sus yoes.
No es esta una forma de justificar la inconsciencia, es comprender la magnitud de la resistencia que vivimos para despertar del sueño de la ignorancia en que hemos estado.
Amelia Camacho Guerrero.
22 julio 2019.