La condenación a uno mismo.


La condena hacia uno mismo tiene el sostén de la culpa que en la mente genera el castigo.  Un castigo por creencias adquiridas y que justifican el auto castigo. Nos convertimos en verdugos de nosotros mismos al juzgarnos bajo conceptos y significados inculcados en las diferentes áreas en las que nos movemos.

La condena tiene una carga emocional y psicológica que afecta el comportamiento y está íntimamente ligada a una idea de culpa, de deficiencia, de incapacidad, de una devaluación de la autoestima, de un merecimiento de castigo por el severo juicio hacia uno mismo.

Por supuesto que ésto genera frustración y fracaso y puede sostener una percepción personal muy débil e impotente.

Condenarse y condenar a otro es una expresión de inconsciencia e ignorancia.

Ante una actitud condenatoria no hay forma de amar ni de aceptar, de crecer ni de evolucionar en consciencia.

Las consignas religiosas van muy ligadas a estás respuestas y mientras más fanático seas más complicado resulta desprenderse de estas ideas.

Nadie te condena y por ningún motivo somos merecedores de condenas eternas o prolongadas sostenidas por ideas falsas.


Amelia Camacho Guerrero.

10 octubre 2023.