La atención.


Dado que todo lo que ocurre en el escenario de la experiencia humana tiene un sinfín de distractores, la atención que ponemos en cada observación y evento es energía que damos a lo observado.  Cuidar en dónde ponemos la atención se convierte en el objetivo de cada uno de nosotros.  

Esto hará que seamos capaces de dirigir nuestra atención en la dirección que nuestra consciencia decida y así poder mantener un estado de paz interior aún y cuando los eventos exijan un comportamiento reactivo.

Convertir las reacciones en respuestas conscientes va a depender de donde ponemos la atención. Esto nos conduce a la coherencia. Pensamiento, sentimiento y acción en la misma dirección. Neutralidad para evitar la constante identificación con todo lo que ocurre y por ende perder la paz interior ante cualquier suceso.

Está respuesta es indispensable en tiempos tan controvertidos y cambiantes, todo puede distraernos y hacernos perder el foco, todo está para favorecer el estado de identificación y pérdida de la consciencia.

Mantenernos atentos para observar en todos los instantes posibles donde estamos es un esfuerzo, que suma consciencia y comprensión de la realidad externa, que hará que la realidad interna se mantenga en balance.  

Esta coherencia eleva la frecuencia vibratoria y permitirá que el desarrollo de la consciencia amplíe la visión que tenemos del mundo en que vivimos. Así crecemos en aceptación y tendremos menor resistencia y conflicto interno, lucharemos menos ante aquello que no podemos cambiar.

Se reduce la actividad de la mente mecánica y podremos dirigir nuestra atención de manera responsable.

La identificación roba energía y aquello a lo que le das tu atención crece.


Amelia Camacho Guerrero.

21 febrero 2023.