La amistad es una expresión de amor que tiene regalos increíbles.
Podemos llamar amigos a muchos, ¿ pero cuantos realmente lo son ?, no muchos. La palabra amigo se dice con facilidad y no siempre expresa esa amistad que llena el corazón y que brinda la aceptación sin condiciones que se encuentra en muy pocas relaciones. Haber cultivado una amistad con esas características en la vida es un verdadero tesoro, tesoro que merece cuidado y nutrición, atenciòn y presencia y eso solo lo ofrece quien valora lo que esto es.
Ser un buen amigo habla de apertura y capacidad de amar, de consciencia para entregarse y dar lo mejor que cada uno tiene. Es el reconocimiento de la persona y sus aciertos y fallas, de sus valores y características sin juicio alguno, es saber ver en el amigo lo mejor que ofrece y simultáneamente comprenderlo en todos sus momentos.
Tener un amigo, al menos, es exponernos a nosotros mismos ante alguien sin recelo, sin temor a ser juzgados, sin miedo a mostrarnos como somos, a dar sin esperar, a amarlo a pesar de todo y haga lo que haga.
Tener un amigo es una oportunidad que pone a prueba nuestra capacidad de amar.
Los amigos están siempre en nuestro corazón, puede pasar mucho tiempo sin verlos pero cuando nos encontramos pareciera que el mundo se detiene y las almas se vuelven a unir en un abrazo.
La permanencia de la amistad depende mucho de la manera en que cuidamos estas relaciones. Como todo lo que crece, la amistad necesita de alimento. La amistad es sagrada. La amistad es oro en polvo. La amistad es un privilegio de los seres conscientes. Una verdadera amistad te ayuda a crecer, a aprender de ti a través del amigo, a dar, a ofrecer, a dejarte ver como no lo harías con nadie.
Tener un amigo es verse a uno mismo con los ojos que lo vemos a el, amarnos como lo amamos a el, aceptarlo como lo aceptamos a el, darnos como nos damos a el.
Si tienes un amigo así : ¡ Cuídalo, consérvalo, es amor, es una oportunidad maravillosa que pocas gentes conocen !
¡ Felicidades !
Amelia Camacho Guerrero.
31 Enero 2016.