Que la admiración no nos lleve a la idealización.
Admirar es reconocer. Ver con objetividad talentos, habilidades y destrezas de otros.
El amor por los demás tiene un principio que se muestra a través de aquello que nos llama la atención en otro y que despierta un reconocimiento que crece con el trato frecuente.
Se admiran muchas cosas cuando alguien llama nuestra atención. La inteligencia, la apariencia, la forma en que nos comunicamos, la palabra, la forma de relacionarse, el respeto que comparten, la cortesía, los valores que se expresan en todos los encuentros, la atención prestada, el cuidado que se ofrece y muchas cosas más.
Poco a poco esta admiración se transforma en atracción y en amor, alguien con quien nos gusta pasar el tiempo y deseamos conocer más.
Encontramos más similitudes y afinidad en gustos e intereses. Un acercamiento importante que atrae y permite el desarrollo de ambas partes mediante la aceptación de las diferencias, porque aunque haya aspectos parecidos, somos diferentes y ahí está la riqueza de las relaciones.
Toda relación es la relación con uno mismo.
Es a través de conocernos, aceptarnos y amarnos que despierta el amor en nuestro interior.
Cuando logramos el encuentro con nosotros mismos, conociéndonos, aceptandonos, amándonos es cuando podremos amar a los demás.
Amelia Camacho Guerrero.
29 septiembre 2019.