Invocación.


Al estar en constante atención de nuestra presencia , al vivir el instante presente hemos de mantener la conexión con el ser que somos.  Mientras más frecuentemente tengamos en el pensamiento la certeza de que somos la manifestación del creador en este plano , más sencillo será expresar lo que nuestro espíritu es, lo que emanamos será coherente con el pensamiento que prevalece en la atención.

Invocar la divina presencia en cada acto de nuestra vida, recordar constantemente que donde ponemos la atención ahí está nuestra energía y presencia, dará a la experiencia que elegimos , un sentido de alegría y disfrute.

Es así que podemos sentirnos los creadores de cada momento y dueños de los resultados que creamos en el mundo interior en el que vivimos.

Es nuestro espacio, es el lugar donde estamos siempre creando emociones, vivencias y respuestas que diseñan la realidad que a cada momento nos ofrecemos y que es lo que compartimos con todos los que nos rodean.

Al concentrarnos en ese lugar nos hacemos responsables de lo que ahí sucede, nadie puede meterse a crear lo que nosotros no queramos. Nadie tiene el poder de hacernos sentir lo nosotros no queramos.

Este reconocimiento es un paso gigante en el desarrollo de la consciencia , que toma las riendas de la creación y experimentación de nuestra vida.

Dejamos de poner nuestro poder interno en manos de los demás.  Dejamos de culpar a los otros de nuestras experiencias y sanamos la relación con nosotros mismos y con los demás.


Amelia Camacho Guerrero.

23 mayo 2023.