Todo lo vivido, todo lo que hemos experimentado ha dejado en nuestra consciencia el conocimiento que hoy podemos emplear en las respuestas y acciones que llevamos a cabo.
Tal vez nos cuesta trabajo reconocer que hemos sido entrenados de mil maneras.
Las diversas emociones que han acompañado cada momento vivido han sellado las infinitas experiencias.
El vivir y sentir lo que acompaña cada momento es un tesoro que ha fortalecido nuestra conducta. Emociones que nos han llevado al límite de nuestras fuerzas, emociones no reconocidas, emociones que el cuerpo ha percibido y que lo han sacudido y que han transformado lo que somos. Algunas nos hicieron conocer la debilidad, otras la fortaleza, otras más descubrieron actitudes que no creímos tener.
Todo ha formado parte del entrenamiento emocional que nos condujo a este momento de equilibrio y que nos permite conducirnos con inteligencia ante situaciones que en otro tiempo nos arrastraron. Avanzamos y nos hacemos amigos de lo que sentimos, conocemos mejor las respuestas y aprendimos a amar ese saber que nos acerca a la humanidad que nos conecta con tantas sensaciones.
Somos sensibles y aceptamos lo que ésta característica nos ofrece.
Sentir es fuente de conocimiento, de superación personal, de crecimiento y evolución. Es acercarse sin temor a la más hermosa forma de vida que todos deseamos, el amor.
Ese camino está lleno de emociones y sentimientos todos ellos son el mejor contacto con el corazón, con el ser interior y con lo más elevado que hay en cada uno.
Amelia Camacho Guerrero.
29 mayo 2022.