El lujo del vacío.

Es tanto con lo que hemos llenado nuestras vidas que están saturadas de actividades, de acciones, de estudios, de trabajo, de objetos, de ruido, de sonidos exteriores, de todo aquello que pelea por conseguir nuestra atención.

Por ello la concentración ha ganado un lugar muy fragmentado. La hiperestimulacion sensorial en la que estamos impide mantener la atención en algo por mucho tiempo.

Saber que las impresiones son alimento cotidiano que debe digerirse adecuadamente, sorprende a muchos que ignoran que la falta de esta digestión correcta causa muchos problemas.

Vivimos saturados de la necesidad de hacer y lograr cosas, de comprar y acumular lo que sea. No hay espacio para el vacío, para el silencio.   Aterra a muchos el no hacer nada. El silencio se ha convertido en un lujo y en una industria. Se vende incluso como un producto para el turismo.

El costo de la hiperactividad es alto. Se paga con estrés, con ansiedad, con miedo, con enfermedad, con muchas cosas más.

La compañía de los seres amados, la felicidad, el disfrute de todo aquello por lo que se lucha, las relaciones más importantes, sufren un deterioro muy significativo.

Esta cuarentena pone en evidencia todo lo dicho. Tiempo que puede ser de convivencia y alegría para estar juntos, para muchos es de búsqueda de entretenimiento porque sin ello el vacío y el silencio son insoportables.

Vaciar la mente y los espacios para relajar los sentidos y descansar del incesante ruido, es una buena forma de aprovechar el estar en casa,. Elegir impresiones de muy alta calidad para propiciar calma interior y convivencia efectiva con acercamiento emocional que nutra la anemia afectiva que las familias padecen.

El tiempo que podamos dedicarnos siempre será una ganancia. Esta oportunidad de encuentro en familia, de consideración y apoyo, de juego, de creatividad puede ser también un regalo para darnos lo que en otros momentos no podemos hacer.

Amarnos mucho , podría ser la mejor idea.

Ojalá no lo hayamos olvidado.


Amelia Camacho Guerrero.

22 marzo 2020.