El lenguaje del amor incondicional.


Saber expresarse y encontrar la elocuencia para que el ser diga y transmita su emoción, su sentir y así pueda traducirlo en palabras requiere de atención y de la consciencia que se acrecenta cuando conectamos con el corazón que, en su latir ,habla de la verdad de nosotros mismos.

Ese lenguaje no tiene condiciones ni limitación alguna, no escucha más que su propia voz.  Una voz clara y llena de verdad, de un contenido claro, se siente , se percibe en el interior y no se puede confundir, una voz que más que oírse vibra, que está en el cuerpo, que es un delicado tono único y personal.

Ese lenguaje es propio y es la voz de lo que somos, de la verdadera identidad, de la esencia del espíritu creador, libre, natural y espontánea.

La incondicionalidad es algo que puede ser muy ajeno a nuestro entendimiento, porque hemos vivido por mucho tiempo bajo el control y la vida sujeta a muchas reglas, a muchas maneras de comportamiento que fueron aceptadas como la forma normal de vida de la humanidad a la que pertenecemos.

Mucho tiempo ni siquiera supimos lo condicionados que hemos estado.  Soltar tantas ideas arraigadas en este proceso ha sido motivo de terapia y estudio, de reconocimiento y de aceptación para llegar a la conclusión de que despertar significa reconocer la esclavitud y la ignorancia que todo esto generó.

El sueño terminó y ahora nos podemos acercar a una vida sin condiciones, a una experiencia sin tantas limitaciones, a un desarrollo emocional y mental que nos desconecte de la ilusión de creer en un amor ❤️ que hasta ahora no hemos conocido.

Este amor tiene otro lenguaje, otra forma de expresión, un lenguaje que hemos de aprender a disfrutar.

Las virtudes y cualidades del ser son sus palabras y éstas sus emociones y manifestaciones, nada que no conozcamos porque son , todas ellas, la expresión del ser que somos.

Hablaremos con verdad, carentes del miedo que impidió muchas veces que esa voz fuese escuchada por nosotros mismos.


Amelia Camacho Guerrero.

3 diciembre 2023.