Aprendimos a ser muy severos con nosotros mismos por lo que consideramos errores y decisiones equivocadas.
La necesidad de satisfacer expectativas de otros, la complacencia para ganar aceptación y amor, el gusto o necesidad de ser reconocidos nos condujo a enjuiciarnos y crear culpa en el interior.
No sabíamos que todo en nuestra experiencia humana era ensayo y error. En la ignorancia de lo que somos y de lo que venimos a hacer aquí, nos exigimos mucho. Vivimos en la culpa por no hacer las cosas bien y no obtener resultados satisfactorios para el ego ,la personalidad que demanda su alimentación de los demás.
Hemos sido muy violentos y a veces crueles con nosotros mismos.
Nadie ha sido tan severo en sus críticas y juicios con nosotros como lo hemos sido nosotros.
Por esa razón hemos tenido que hacer múltiples ejercicios e introspección para darnos el perdón por la forma en que nos tratamos.
No podremos disfrutar del amor hacia nosotros hasta que aceptemos el maltrato y exigencia al que nos sometimos por no comprender la experiencia que elegimos vivir.
La falta de amor en nosotros se verá en la manera en que nos tratamos, la forma en que nuestra palabra nos define, la consciencia con que atendemos y comprendemos los pasos que damos hacia el crecimiento y evolución del ser que somos.
La dulzura, la sutileza que es resultado de la comprensión y la aceptación se manifiesta en la comunicación, en la relación que tenemos ahora con nosotros mismos.
La ausencia de culpa, de crítica, de juicio constante es resultado de haber comprendido, de darse cuenta de que todo siempre está bien y que cada oportunidad ha sido un avance en el proceso de evolución para despertar a la consciencia dormida y reconocer la sabiduría ganada.
La culpa es una agresión, es un insulto para ti, es una muestra de ignorancia de lo que eres.
Toma responsabilidad de cada momento de la experiencia que tienes y avanza en el conocimiento de tí.
Amelia Camacho Guerrero.
13 junio 2023.