Nunca como ahora podemos ver cual es el ambiente familiar en que nos movemos.
Tal vez hasta ahora vemos actitudes y respuestas que antes podíamos ignorar, tanto de los demás como de nosotros mismos.
Todo crece ante la mirada cercana y parece dimensionarse con el lente de aumento que da la frecuencia y la cotidianidad.
No hay manera de huir, no hay manera de evadir, no hay escape.
Tenemos que vernos y ver a los otros.
Tenemos que oirnos y oír nuestro interior.
Tenemos que poner mucha atención en nuestras acciones y emociones.
Todo nos habla de nosotros, de lo que queremos ver y de lo que negamos.
Si aprovechamos esto, ganaremos terreno al ego y creceremos en consciencia.
Si no nos perdemos en el camino, despertaremos de la ignorancia y seremos capaces de encontrarnos con el Ser que somos.
Amelia Camacho Guerrero.
28 abril 2020.